27 agosto, 2010

El aceite de la Gracia de Dios


El Señor nos presenta la parábola de las 10 vírgenes que debían estar preparadas para el matrimonio con el señor, el Señor nos llama a la preparación de nuestras almas, estén preparados dice el Señor, vendrá el esposo y solo recibirá a las mujeres sensatas que aprovisionaron lo que necesitaban para presentarse ante el Señor. Algo muy importante es el aceite que hace prender la lámpara sin la cual no se podría prender y sin el cual no podría llegar al matrimonio del Señor, se podría identificar el aceite con la gracia de Dios que permite que se prenda la lámpara del corazón, que se prenda la lámpara de nuestra alma que necesita ser prendida para que emane fuego un fuego que arda e ilumine, que ilumine alrededor y pueda llegar al matrimonio con el amado.

Sin embargo esto no se podría dar sino se recibe la gracia especial para esto, la gracia de Dios que prenda la lámpara para que ilumine y transforme. María estaba llena de gracia es decir que tenia la lámpara plenamente encendida por la plenitud del aceite.

¿Quién nos enseñará a mantener encendida el alma a mantener encendida la lámpara? Allí estará la felicidad total en el matrimonio con el amado. Es importante entender que así como fueron 5 las vírgenes prudentes cinco deben ser nuestros sentidos prudentes que busquen la gracia de Dios, que estén en la gracia de Dios y no quieran ofenderlo. La gracia de Dios debe ser buscada, debe haber consentimiento en el recibirlo, no puedo decir yo quiero recibir la gracia de Dios pero no me quiero acercar a los sacramentos de donde emanan las más grandes gracias de Dios, sería incompatible.

Esta es la razón de acercarse al aceite de la gracia para mantener una lámpara encendida. Busquemos al administrador del aceite o al que nos lleve allá, la virgen María que supo vivir en plena comunión con Dios y en plena alegría de gracia.

¡A ti madre querida, enséñanos a amar!
“Ad Maiorem Dei Gloriam per Mariam”

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