30 agosto, 2010

Lunes, 30 de agosto de 2010. Lc 4, 16-30

La Palabra hecha Carne, toma de manos de un ayudante en la sinagoga la Palabra Escrita y al después de leer un pasaje del libro de Isaías la devuelve a esta misma persona, como para enseñarnos que la Sagradas Escrituras desde la disposición Divina, tuvo como autor principal a Dios y como autor secundario al hombre.

Posteriormente es aceptada la predicación y admiradas sus palabras, pero luego llega la duda, la murmuración, y hace que se empiece a criticar a Jesús, hasta el punto de querer despeñarlo, pues las intenciones de sus corazones han sido reveladas.

Santa María, ayúdanos a aceptar humildemente nuestros pecados y errores, lo que debemos mejorar, renunciar, desapegarnos y desprendernos, para que podamos decir sí al Señor, aceptando la Divina Voluntad, renunciando a nosotros mismos sin miedo, porque Él es el que ha de venir, y así logremos amarlo por lo que Es y no por lo que nos da.

“No eres más porque te alaben, ni menos porque te critiquen; lo que eres delante de Dios, eso eres y nada más” Thomas De Kempis

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