31 agosto, 2010

Martes, 31 de agosto de 2010. Lc 4, 31-37

“se quedaban asombrados por de su doctrina porque hablaba con Autoridad”

Amado Jesús, tu autoridad enseña, ama, convierte las almas… si la autoridad en si misma no es mala sino el uso desordenado que le damos entonces, mi Señor, ¿Qué tenemos que hacer para tener tu autoridad?

Creo que tenerte a ti, como María, es que si habitas en nosotros, todo lo que hagamos serás Tú en nosotros, porque te preguntaremos qué es lo que debemos decir, el cómo actuar en pro del bien de las almas y no de nuestro egoísmo, no por satisfacer nuestro ego.

Mamita María, se la habitación donde yo entre y permanezca en dialogo con Jesús, para hacer lo que me corresponde en la lucha por la santidad. Amén.

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