03 septiembre, 2010

Jesús nuestro amor

VIERNES 03 DE SEPT DE 2010
Lucas 5, 33-39

En nuestra vida pasamos momentos muy hermosos con las personas que queremos, las que amamos y con las personas que no quisiéramos que se separen de nosotros, ellas hacen parte de nuestra vida, el novio, la novia, los esposos, los padres etc. Cuando estamos con estas personas no quisiéramos que se vallan de nuestro lado porque ellos le dan parte de felicidad a nuestra vida y son parte de nosotros mismos; estos momentos inolvidables y especiales eran los que pasaban los apóstoles con Jesús, ellos no querían otra cosa que estar siempre con Jesús, escucharlo, contemplarlo, amarlo, servirlo, caminar con Él, evangelizar con Él, por eso dice Jesús: ¿Podéis acaso hacer ayunar a los invitados a la boda mientras el novio está con ellos? Lo que el Señor quiere decirle a los fariseos es que no pueden los apóstoles separarse de Él, porque todo el tiempo de Él en la tierra es para formarlos y enamorarlos, para que cuando este lejos de ellos, puedan seguir con Él y entonces ahí si puedan hacer los sacrificios y dedicarse a alimentar por medio del sacrificio el amor a su amado.

Tenemos el ejemplo de nuestra Madre, que estuvo en todo momento al lado de su Hijo, aprovechándolo y amándolo con todo su corazón, aunque después de la muerte de Jesús sacrifico la ausencia de su Hijo por todos nosotros, pero sin separarse de Él; así debemos hacer nosotros nuestros ayunos y mortificaciones deben estar unidas a Jesús, porque de lo contrario lo estaríamos haciendo por costumbre o por deporte, para que sirva el ayuno con toda su fuerza debemos participarlo con Cristo en la Eucaristía, para que adquieran merito infinito. El ayuno nos debe siempre acercar a Cristo, de ninguna manera nos puede alejar de Dios, cuando ayunamos debemos ser alegres porque el sacrificio es tan grande como es grande el sacrificio único de Cristo, cada vez que ayunamos nos debe dar alegría porque con él le ayudamos a Cristo a salvar almas, si fuéramos consientes de esto ayunaríamos más de frecuentemente.
Madre Santa danos tu mortificación universal, y ayudanos a amar a Dios en el sacrificio, mostrando alegría.
Sant´Antonio prega per me.

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