El hijo del hombre es el Señor del Sábado, esta es la anotación que Jesús hace en el evangelio días anteriores y entiende este evangelio de hoy. Muchas veces somos como escribas y fariseos y nos pegamos a unas leyes y reglas que de suyo son buenas pero algunas veces pasamos por encima de la dignidad del hombre “¿Que está permitido en sábado hacer el bien o el mal?” Esta es la expresión de Jesús al conocer las intenciones de los fariseos. Nosotros en ocasiones nos comportamos de la misma forma y pasamos por encima de la caridad juzgando al otro porque hizo esto de esta forma y no de otra cuando quizás las circunstancias en que se encontraba permitían lo que estaba haciendo, por esto el Señor es muy sabio y nos dice, no juzguéis y no seréis juzgados, pues con esa medida nos convertimos en fiel reflejo de lo mismo que decimos no se debe hacer.
Por otro lado se debe comprender bien lo dicho anteriormente pues no quiere decir esto que entonces este evangelio retracte toda radicalidad evangélica pues el Señor nos ha llamado a la santidad “Sean perfectos como mi Padre es perfecto”, lo que se debe hacer es siempre pasar un juicio por la caridad para que no se convierta en juicio sino en una corrección o autocorrección en el Señor.
Virgen Inmaculada enséñanos a entender el evangelio, a meditarlo y que nunca se nos olviden estas palabras del Señor, tú que viviste frente al verbo divino enséñame a amar, enséñame a ser misericordioso pero al mismo tiempo radical en el seguimiento del Señor.
¡A ti madre querida, enséñanos a amar!
“Ad Maiorem Dei Gloriam per Mariam”
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