11 septiembre, 2010

Sábado, 11 de septiembre de 2010. Lc 6,43-49

Lo interior se manifiesta en lo exterior, por lo tanto, es necesario avivar, renovar y permanecer en el encuentro íntimo con el Señor, para que con sinceridad y con raíces profundas de humildad –que nadie ve– se pueda tener manifestaciones de amor y misericordia.

¿Qué tan importante son las palabras que decimos? Pues el Señor responde: “de la abundancia del corazón habla la boca” por mas que queramos engañar con las palabras, en la continuidad del discurso, se termina descubriendo la verdad, por eso somos llamados a introspectar en nuestro corazón, para que con la Divina Gracia, podamos ordenar lo desordenado, quitar lo que no sirve y construir sobre el Corazón Inmaculado y el Sagrado Corazón.

San José patrono de la vida interior, enséñanos a amar, a sufrir y a callar.

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