«Simón, tengo algo que decirte» ¿Qué nos tienes que decir Señor?
¿Por qué no amamos mucho, si tanto se nos ha perdonado? Quizás porque no hemos acogido el perdón de Jesús, no nos hemos sentido perdonados, no nos hemos perdonado nosotros mismos, no nos hemos dejado amar, no nos hemos postrado ante Jesús Eucaristía, no hemos hecho silencio.
Al visitarte Jesús en el Santísimo Sacramento se caen las máscaras que podamos tener, descubres nuestro corazón, nuestros pensamientos; en realidad, la hinchazón de nuestra soberbia se viene al piso, pues nos hablas con total claridad, que es imposible no ver nuestra realidad de falta de amor, pues mucho nos has perdonado y poco hemos correspondido, porque nuestro amor no se ha manifestado.
Mi Señor no sólo le dices al fariseo que los pecados de aquella mujer le son perdonados sino que también se lo dices a ella, como para devolverle su dignidad frente a los hombres y frente a ella misma, para enseñarnos que tu misericordia no tiene límites, Gracias infinitas porque me has devuelto la dignidad de ser tu hija, porque me levantas de la miseria, porque todos los días me perdonas y me invitas a amar.
Santa María, ruega por nosotros.
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