17 septiembre, 2010
Lucas 8, 1-3
“En aquel tiempo, Jesús iba caminando por ciudades y pueblos, proclamando y anunciando la Buena Nueva del Reino de Dios; le acompañaban los Doce, y algunas mujeres que habían sido curadas de espíritus malignos y enfermedades” si en este evangelio vemos a Jesús caminando por ciudades y pueblos, hoy también, si nos quedamos por un minuto observando, vemos como nuestro Señor pasa caminando por cada una de nuestras vidas y va caminando con cada uno de nosotros, ¿para qué? Precisamente para curarnos, como a estas mujeres, de nuestras enfermedades espirituales, de nuestros vicios, que se podría decir que son peores que las enfermedades físicas, ya que estas enfermedades nos quitan la oportunidad de configurarnos con Cristo.
Señor hoy te pedimos que pases por cada una de nuestras ciudades de nuestros sentidos tan necesitados de tu presencia, pasa Señor por los ojos curándolos de la impureza, pasa por nuestra boca purificándola de malos juicios y de malas palabras, pasa por nuestro olfato par que en todo momento te respiremos a ti, pasa por nuestros oídos para que el única bulla que escuchen sea tu silencio formador, pasa por nuestro tacto para que este cuerpo solo te busque a ti.
Madre, tú que eres la cabeza de las mujeres que seguían y le servían a Jesús te pedimos que nos concedas la gracia de seguirlo nosotros también olvidándonos de nosotros mismos para poderle seguir y sobre todo dadnos tu amor para poderlo amar en el camino hacia el cielo, que no lo sigamos por que nos acostumbramos, sino que en cada paso de este camino podamos amarlo con todas nuestras fuerzas.
Sant´Antonio prega per me.
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