16 septiembre, 2010

LA MISERICORDIA DE JESÚS


“Sus muchos pecados le quedan perdonados por el mucho amor que manifiesta” Al que mucho se le perdona, mucho ama, y es que el que ama debe tener arrepentimiento por tal el que se arrepiente con un corazón humillado y un corazón necesitado Dios no lo desprecia pues en su arrepentimiento muestra su amor, pues el perdón de Dios se necesita recibir para que la gracia se reciba y renueve el corazón, es una mutua relación entre corazones, el corazón del arrepentido y el corazón de Dios que está deseoso de aplicar la misericordia.

La pecadora vino y se postró detrás de Jesús, mostrando su arrepentimiento y el dolor de haber ofendido a Dios, luego lo que hace es tratar de reparar la ofensa hecha a través del amor demostrado con sus lágrimas y perfume derramado sobre sus pies. Ella venia con un corazón humillado pero deseoso de la misericordia de Dios, deseoso del perdón el cual no se le fue negado y por tal el amor del cual sigue naciendo en el alma de ella es un amor verdadero y puro hacia Dios. Por tal el que mucho se le perdona mucho ama, pues descubre la inmensa misericordia de Dios en su alma, se convierte en una experiencia viva y presente de la misericordia de Dios.

Oh Madre santísima tú que eres testigo de la inmensa misericordia de Dios en la vida de los hombres y en particular en mi vida, ven y enséñame el arte de amar a Dios, como debo pensar en agradarlo a Él, independientemente donde esté o que camino escoja. Madre ven a iluminar el camino que en ocasiones se convierte en turbio y oscuro, ven madre para alcanzar las alturas celestes cerca de ti.

¡A ti madre querida, enséñanos a amar!
“Ad Maiorem Dei Gloriam per María!

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