21 septiembre, 2010


Mateo 9, 9-13

Hoy la Iglesia nos recuerda la vida del apóstol Mareo, en aquel tiempo el pueblo de Israel estaba sometido por el Imperio romano y todos tenían que pagar impuestos. Mateo, que antes se llamaba Leví, era uno de esas personas que le cobraba los impuestos al pueblo y por muchos era despreciado y hasta perseguido para matarlo, pero como vemos en el Evangelio tuvo un llamado fuerte a la vocación de ser apóstol del Señor, un llamado directo por parte del Señor Jesús.

En aquel tiempo, vio Jesús a un hombre llamado Mateo, sentado en el despacho de impuestos, y le dice: Sígueme. Él se levantó y le siguió. En un sólo momento vemos la generosidad de las dos partes, de Dios y del hombre Jesús viendo a Mateo lo llama a pesar de lo que era, el amor de Dios se manifiesta en este momento con toda su fuerza, Mateo tuvo el privilegio de escuchar aquella voz tan dulce y tan fuerte a la vez, esta voz fue la que encendió en su corazón el deseo y la decisión de seguir a Jesús, a quien no conocía. Es iniciativa de Dios llamar al hombre al camino de la santidad, en su infinito amor Dios no se queda viéndonos como nos perdemos en el pecado, Él sale a nuestro encuentro y no solo nos muestra el camino, sino que nos llama por nuestro nombre, por eso dice “sígueme” y nos dice el evangelio que mateo lo siguió.

El otro momento es la respuesta que Mateo da al llamado que Jesús le hace, no necesito nada más para seguir al Señor, no puso condiciones, ni pregunto porque, para donde me quieres llevar o para que me quieres a mí, para que me llamas, solo se levanto y lo siguió, fue una respuesta desinteresad y llena de fe la que éste hombre llamado mateo dio con todas sus fuerzas, sin importarle lo que pudiera pasar, esa respuesta fue lo que convirtió a Mateo en un verdadero apóstol del Señor, una respuesta que permaneció siempre hasta dar su propia vida por Cristo y gracias a esto se recordara, como todos los que dan la vida por Cristo, por todas las generaciones.

¿Qué respuesta es la que le estoy dando a mi Señor? En su infinito amor y misericordia Jesús me mirado a los ojos y me ha llamado por mí nombre ¿Cómo estoy viviendo mí vocación?

Madre Santa sin ti nada puedo, por eso acudo a tú maternal amor para que me ayudes a darle una respuesta generosa a tú Hijo amado.

Sant´Antonio prega per me.

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