16 septiembre, 2010


Lucas 7, 36-50

“Por eso te digo que quedan perdonados sus muchos pecados, porque ha mostrado mucho amor. A quien poco se le perdona, poco amor muestra” para el mundo quizá los que se convierten a Dios son unos pecadores despreciables que no merecen, sino desprecio y hasta persecución, como quizá este fariseo pensaba de esta mujer, pero para Jesús todos somos iguales y dignos de su amor, a pesar de nuestra vida pecadora, por eso nuestro Señor a quien se le acerca y se le postra a sus pies se le dona y no hace otra cosa que hacerlo sentir amado. una vez más nuestro Señor nos muestra su misericordia, el domingo pasado la liturgia de la palabra nos mostraba el capítulo 15 del evangelio de San Lucas, que es considerado por los padres de la Iglesia como el capítulo de la Misericordia, donde el Señor nos enseña tres parábolas para ilustrarnos su amor y misericordia para con nosotros, pero en este evangelio de hoy ya no es una parábola, sino un hecho histórico en que el Señor derrama su misericordia infinita sobre esta mujer pecadora.

Hoy nos debemos preguntar, si estamos en el papel de esta mujer que aunque pecadora, pero arrepentida, o como el fariseo que rechaza a Dios y a su prójimo. Lo único que necesita Dios para hacernos sentir amados es el arrepentimiento de nuestros pecados, pues solo el que se arrepiente es capaz de reconocer que está necesitado de Dios y entonces como esta mujer pecadora se va a postrar a los pies de Jesús en el Santísimo Sacramento; y con toda seguridad Cristo que nos dio la vida eterna en la cruz nos hará sentir du amor y su misericordia.

Madre te pedimos que nos de dolor de nuestros pecados para que tengamos una contrición perfecta y podamos acudir a Jesús con nuestros ojos empapados y podamos reparar como esta mujer pecadora.

Sant´Antonio prega per me.

No hay comentarios:

Search