08 septiembre, 2010

Mateo 1, 18-23
Hoy celebra la Iglesia como toda familia, el cumpleaños, de la Bienaventurada Virgen María, nuestra Madre; una familia se reúne a celebrar el cumpleaños de la mamá para reconocer todos los sacrificios que hizo por todos sus hijos y así vienen todos sus hijos a agradecerle por haberles dado la oportunidad de vivir en este mundo con su sí, por eso hoy la Iglesia lo que nos propone es que todos acudamos a la celebración eucarística para venerar, reverenciar y agradecerle a esta Madre que nos dio al que es la vida, Jesús, por eso Madre Santa hoy te agradecemos por ser la Madre de Dios y nuestra Madre, gracias porque es por ti que hoy podemos tener a Cristo no solamente en medio de nosotros, sino de una manera especial como lo es en la Santa Eucaristía. ¡Feliz cumpleaños mamá!
Pero al felicitar a nuestra Madre tenemos que recordar y agradecer también al Santo Varón que acompaño por mucho tiempo a la Madre de Dios San José, admirable hombre que fue dotado de dones sorprendentes para participar de la obra de la salvación, por eso lo llama el evangelista como un hombre justo o sea Santo “Su marido José, como era justo y no quería ponerla en evidencia, resolvió repudiarla en secreto” muchos piensan que José dudo de la integridad de la Virgen María, pero esto es verdaderamente falso ya que como decíamos anteriormente, José estaba dotado de dones especiales que le llevaban a reconocer la grandeza de María, dejemos que los santos nos explique el misterio de San José: El Sensum fidei nos lleva, por tanto, a concluir que no es posible que José dudara de Ella. Concomitante con eso, veamos también lo que comentan al respecto de este pasaje algunos grandes doctores.
Dice santo Tomás que José conocía la santidad de María, lo que le hacía sentirse demasiado pequeño: “José no quiso abandonar a María para tomar otra esposa, o por alguna sospecha, sino porque temía, en su humildad, vivir unido a tanta santidad; por eso le fue dicho ‘No temas' (Mt 1, 20)” 7.
A su vez, el doctor melifluus, san Bernardo, exclama, al unísono con santo Tomás: “¿Pero por qué querría dejarla? Considerad sobre este punto, no mi propio pensamiento, sino el de los Padres de la Iglesia. Si José quiso abandonar a María, lo hizo movido por el mismo sentimiento que llevó a san Pedro a decir, cuando buscaba apartar al Señor lejos de sí: ‘Apartaros de mí, porque soy un hombre pecador' (Lc5, 8); y el centurión, disuadiendo al Salvador de ir a su morada, afirmar: ‘Señor, yo no soy digno de que entréis en mi casa' (Mt 8, 8)
Pidámosle pues a San José que nos de la gracia de amar como él a los dos más grandes tesoros que nos dio el Padre celestial, a María nuestra Madre y a su Hijo el redentor. San José marianizame.
Sant´Antonio prega per me

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