03 septiembre, 2010

Odre nuevo en la Gracia de Dios



El Señor hace algunas comparaciones en el evangelio de hoy y no pone en evidencia unos deberes para nuestra vida de gracia en Él. ¿Por qué no ayunan? La pregunta, cuestionando una actitud de los discípulos y la respuesta tiene que ver más con la actitud de intención. En el ayuno la tarea no es seguir un régimen, es buscar a través de esta práctica tan saludable para que el espíritu se encuentre más de cerca con su Creador.

Por otro lado los odres viejos y el vino nuevo es incompatible, pues realmente es certero esto, y para nuestra vida espiritual más todavía pues difícil es comparar un hombre viejo con un hombre nuevo. En la vida espiritual la vejez y la novedad no pueden estar mezcladas, se debe separar muy claramente y en esto sí que se demuestra cuando en la vida espiritual una persona no renuncia con radicalidad a su vida de pecado o cuando deja una puerta espiritual abierta, su conversión será algo pasajero y su ánimo caerá pronto, pues los odres viejos se revientan. La vida de gracia no es compatible con el pecado, la vida de oración no admite desvíos por tanto para conseguir a Cristo es necesario “Dejarlo todo” hacer renuncias efectivas en actitudes que no nos dejan llegar a Él.

Oh virgen Santa e inmaculada no se con que alabanzas honrarte dignamente pues llevaste en tu seno al que no pueden contener los cielos. Oh madre de amor enséñame a ser un odre nuevo para recibir el vino de la gracia de Dios.

¡A ti madre querida, enséñanos a amar!
“Ad Maiorem Dei Gloriam per Mariam”

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