20 septiembre, 2010

Lucas 8, 16-18
“Nadie enciende una lámpara y la cubre con una vasija, o la pone debajo de un lecho, sino que la pone sobre un candelero, para que los que entren vean la luz” a ¿quién se refiere el señor con la lámpara? Y ¿Quién es la luz? Es claro el Señor en el evangelio, pues se refiere a nosotros como lámparas que portamos una luz. Primero hay que decir que nosotros no somos la luz, sino la lámpara que porta la luz, esto lo tenemos que tener bien claro y vigilar que siempre permanezca así en nuestro corazón, ya que muchas veces nosotros nos creemos que somos la luz y no la lámpara, cuando pensamos así entonces es cuando oscurecemos la luz y evitamos que la verdadera luz, que es nuestro Señor Jesús, ilumine a otras almas.

La función de las velas es alumbrar, iluminar, y son importantes cuando están encendidas, pero si están apagadas no sirven de nada, lo mismo pasa con nosotros si tenemos a Cristo que es nuestra luz podemos alcanzar el valor de ser hijos de Dios, y poder que Cristo la luz del mundo, ilumine a otras personas en nosotros que somos sus lámparas aquí en la tierra, para que ellas vuelvan al camino del amor.

“Al que tenga, se le dará; y al que no tenga, aun lo que crea tener se le quitara” al que tenga se le dará más, porque los dones de Dios los administro y lo dio a los demás y cuando se da es cuando más se vuelve rico, para Dios lo importante en nosotros es que nos donemos a su servicio y al de los hermanos, para que lleguemos a ser reyes, dar para recibir, morir para vivir, esta es la regla del cristiano. Pero se le quitara al que no tiene porque por que los dones no son del, sino que se le prestaron para que los administrara, pero como es egoísta con los hermanos y no los utiliza bien se le quitaran por ser un mal administrador.

Sant´Antonio prega per me.

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