18 septiembre, 2010

Sábado, 18 de septiembre de 2010. Lc 8, 4-15

Reconocemos que la semilla de la Palabra de Dios siempre es fértil, quien hace que dé fruto o no, es la tierra donde cae o el crecimiento que tiene.


La semilla que cae en tierra buena, al crecer, da fruto al ciento por uno. Pero ¿Qué se necesita para crecer y dar fruto? El fruto solo se da cuando hay condiciones para que éste germine, pues no solo se necesita tierra buena sino que se tenga raíz y agua.


Ayúdame Virgen María a alcanzar a llegar a la tierra buena, que no me caiga de los brazos del Divino Sembrador sino hasta donde su voluntad me lleve -La tierra buena-, permítenos sentirnos necesitados de sus cuidados, alimentados de la fuente de la oración y teniendo raíces profundas de humildad llegaremos hacia nuestra patria Eterna que es el cielo.

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