24 septiembre, 2010


LUCAS 9, 18-22
El evangelista resalta el estado de oración que tenía Jesús, lo cual en una primera enseñanza de este evangelio, es la invitación a la oración y esto a esto se le añade que los discípulos estaban con Él, entonces Cristo que está unido al Padre en la oración, hace que sus discípulos también participen de esa oración, es decir Cristo que es la cabeza no puede estar orando sin el cuerpo, todos sabemos que en cualquier acción que hagamos, es todo nuestro ser que está involucrado en la acción, por lo tanto Cristo cabeza del cuerpo, hace partícipe a la Iglesia que es su cuerpo, es decir los apóstoles, de su oración, por eso dice el evangelio que: “se hallaban con Él los discípulos”

Esto nos da a entender lo importante que es la oración para poder reconocer a Cristo como el Hijo de Dios, reconocer su poder en nuestra vida, de seguro que si Pedro no hubiera estado unido en la oración con Jesús, el Padre no le hubiera revelado, lo que no puede revelar la carne, es estando unidos a Jesús en la oración que profesamos con todas las fuerzas que Jesús es el Hijo de Dios y es en la oración que Dios nos revelara lo que quiere de nosotros, es decir que unidos a la voluntad del Padre podremos caminar por el camino de la vida, donde hay sufrimientos y alegrías, Jesús profetiza su sufrimiento y su resurrección, pero si el Hijo de Dios sufrió ¿como nosotros que somos su cuerpo no vamos a tener sufrimiento? Si la cabeza sufre el cuerpo también, nuestro sufrimiento mientras vamos caminando por el camino de la santidad, cuando se ofrece con amor, sirve para la salvación de las almas, entonces nos convertimos en cooperadores con Cristo en la salvación de las almas.

Madre, reina del universo tu que fuiste la primera en tener la fe en Cristo el Hijo de Dios, concédenos amar el sufrimiento en esta vida con fe y esperanza, para la salvación de las almas y que seamos testimonios de fe para oras personas.

Sant´Antonio prega per me.

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