10 septiembre, 2010
LA MOTA Y LA VIGA
El Señor el día de hoy nos hala la orejas, nos dice “Cuidado” están haciendo las cosas mal, pues lo que nos dice el evangelio es lo que hacemos muchas veces, primero miramos la paja del compañero y lo enjuiciamos y hasta lo “decapitamos” hablando simbólicamente, pero en verdad no sale de nuestro corazón un verdadero animo de corrección fraterna y de amor a la caridad. El Señor nos pide que miremos nuestras vigas pues de esa manera no nos vamos a creer más que los otros. “No te creas más que los demás aunque vieras que peca gravemente pues todavía no estás confirmado en la virtud y no hay pecado en el cual no puedas caer” esta es el concejo que nos dan las almas virtuosas y que se deba acoger.
“Cepillar los propios vicios debe de ser propio de hombres justos y benévolos” “Cuando debamos censurar o corregir, procuremos, con escrupulosa preocupación, preguntarnos: ¿No hemos cometido nunca esta falta; nos hemos curado?“ (San Agustín)
Lo importante no es en ver o no ver la paja en el otro, el problema es no haber visto la mía primero y en estar enjuiciando al otro, pues el mismo Jesús en el evangelio lo dice, “luego que te saque la viga veras con claridad para sacarle la mota a tu hermano”. Oh virgen inmaculada enséñame a mirar la viga de mis ojos para que nunca me crea más que los demás, que yo vea el otro como superior a mí, madre enséñame a amar, enséñame a corregir mis vicios y mis debilidades las cuales se que son muchas.
¡A ti madre querida, enséñanos a amar!
“Ad Maiorem Dei Gloriam per Mariam”
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