18 septiembre, 2010


Lucas 8, 4-15
Nuevamente escuchamos esta parábola, pero nunca se agota lo que el Señor nos quiere enseñar por medio de ella. Dios siempre ha querido la salvación de todos los hombres, pero esta salvación solo se puede dar si el hombre mismo colabora con el plan de salvación, es decir que cada uno se proponga salvar su vida con la gracia que Dios nos ha dado

Nuestro Señor Jesús ya nos ha redimido de nuestros pecados, Dios ha hecho su parte de darnos a su Hijo eterno para que él fuera el que pagara por nuestros pecados y Satanás no tuviera ya poder sobre nosotros, pero como decíamos anteriormente nosotros somos los que tenemos la libertad de recurrir a esa redención, para ganar nuestra salvación y es a esto lo que se refiere el evangelio de hoy; Dios derramo la gracia de Jesucristo sobre toda la humanidad, pero muchos hombres no han conocido la palabra del Señor, por la falta de misioneros, sin embargo hay otra cantidad de personas que aunque han escuchado la palabra del Señor no les ha importado o dejan para después el convertirse y el entregarse a Dios, pero también hay una gran cantidad de personas que si han aceptado la Palabra del Señor y se han reconocido amados por el Señor y por eso es que perseveran en el camino de santidad.

La santidad es para todo cristiano, para todo bautizado, a esto nos llama Cristo, pero en nosotros esta la respuesta a este llamado, Dios nos da todas las gracias que necesitamos pero solo se pueden recibir si en nosotros hay un terreno abonado, es decir un corazón humilde y dispuesto a hacer la voluntad de Dios.

Madre santísima te pedimos que nos concedas un corazón humilde donde recojamos todos los misterios de Dios y los llevemos a la practica para asi alcanzar la santidad.

Sant´Antonio prega per me.

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