13 septiembre, 2010

Lunes, 13 de septiembre de 2010. Lc 7,1-10

Inicialmente los ancianos judíos decían a Jesús de aquel centurión “El merece que le hagas este favor, porque ama a nuestra nación y nos ha construido la sinagoga", posteriormente llegan a interceder sus amigos como mensajeros de la fe el centurión.



Vemos que en las dos ocasiones eran grupos de personas que estaban siendo intermediarios del centurión, estas personas le hacen el favor por la amabilidad, por el testimonio de aquel hombre, seguramente nadie le decía que no; nosotros, en cambio, que pocos meritos tenemos, quizás no merecemos tanto, además pocas personas nos harían favores sin esperar nada a cambio, sin embargo, María nos mira con misericordia, ella habla a Jesús por nosotros, ella lo mira maternal y tiernamente suplicando por sus hijos necesitados, ella es el Auxilio de los Cristianos, ella adorna los pocos bienes que tenemos y los presenta a Dios en nombre nuestro.




Mamita, cree por nosotros, quiero hacer todo con tu fe mamá, pues eres la llena de Gracia, la digna de Dios, y ¿quienes somos para que la madre de nuestro Señor venga a visitarnos? Seguramente la consagración es una extensión de tu mano maternal y de la Divina Misericordia del Señor, quiero ser tu esclava para agradar a Jesús eternamente, gracias por ser la Reina de los ángeles y santos que tu nos regalas como peregrinos en nuestro caminar hacia la eternidad. Amén

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