03 septiembre, 2010

Viernes 3 de septiembre de 2010. Lc 5, 33-39

Odres, remiendos, vino , vestidos y ayunos ¿qué tienen que ver? Jesús nos quiere mostrar que los viejo y lo nuevo en ocasiones no son compatibles porque el uno estropea al otros, pero ¿esto qué quiere decir? ¿qué tal si lo aplicamos a la conversión?

El hombre viejo y el hombre nuevo deben estar completamente separados, no sea que el viejo quiera simplemente cambiar un aspecto de su vida y al final no aguante la presión o la «mezcla». De la misma manera, el hombre nuevo exige disposiciones nuevas, cambio de vida completo, vida nueva.

Sin embargo, somos buenísimos para gustar del hombre viejo, porque dice: «el añejo es mejor». Sin embargo no sabe que en el hombre nuevo, que con el tiempo también se añejará, se está fraguando un “vino de excelente calidad”.

María, cambia mi corazón para que por Jesús se convierta mi agua en vino.

Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

No hay comentarios:

Search